La araña sonriente tejía
los besos nublados de rabia.
Sus patas, gigantes y extrañas
tapaban mis ojos con calma.
La luna goteaba en el techo,
afuera no había más nada.
Y el cielo tragaba el recuerdo,
logrando invadir mis espaldas.
Noche,
y oscuros silencios de cama.
Huecos,
por donde escapó tu mirada.
La araña sonriente tejía
los versos que escribe mi alma.
Del libro "Ambrosía" (Editorial Imaginante 2012)
No hay comentarios:
Publicar un comentario