sábado, 16 de abril de 2011

Fúnebre

No quiero verte sin calma
la noche siempre fue oscura
ella, que siempre apresura
pudrir la carne sin alma.


La lúgubre voz que llama
a mis oídos, sincera
la que me lleva a la hoguera
es la voz que me proclama.


La enfermedad nunca es sana,
no es triste la primavera
(todos tenemos un karma).


Una ilusión nunca es vana
y puede ser verdadera
cuando la piel se desarma.

2 comentarios:

  1. Qué bueno, Jesús. Me alegro de haber caído por aquí para poder leer esto. Un placer.

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  2. Muchas gracias! me alegro de que te haya gustado! Gracias por comentar. La poesía es para disfrutarla! Saludos.

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