Siempre quise saber que había en
el altillo, pero nunca me animé. De chico tenía miedo, sobre todo porque mamá
nos contaba cuentos de fantasmas y de vampiros que vivían escondidos. De grande
me dijo que lo único que había eran ratas y que había perdido la llave. Cuando
mamá murió, la encontré entre sus cosas íntimas y decidí entrar. Descubrí otra
mentira: papá no nos había abandonado.
*Extraído de la antología de microrrelatos de terror "Microterrores" publicada por Diversidad Literaria, España. Autor: Jesús Trodler